POR ROBERTO FONTANARROSA
Ahora le toca el turno a un escolar. Se acomoda en el pequeño mostrador de Ediciones de la Flor y observa, a mis espaldas, las paredes del stand, donde se ven los personajes publicados por la editorial.
" A mi dibujeme - duda, sin incomodarse por la larga fila de personas que espera y como si estuviera ante la lista de gustos de una heladeria- ...un Clemente"
"Yo puedo dibujarte un Clemente - le digo - pero...por que no volves mañana que viene Caloi?"
"Una Mafalda entonces - sostiene - una Mafalda.
Intento con Mafalda. Me han tocado cosas mas dificiles como la Pantera Rosa, o Minnie la novia del Raton Mickey. La tengo dominada a Mafalda pero, como siempre, cuando la termino advierto que no tiene nada que ver con la de Quino.
Luego le toca el turno a una mujer. Se disculpa por no haber comprado ninguno de mis libros. Le firmo un cancionero español del siglo XVII, de autor anónimo.
Ahora, es un hombre con su hijo adolescente. Le pregunta "¿ Sabes quien es el?", señalandome. El chico no tiene la mas minima idea. Mira alternativamente al padre y a mi, bastante perplejo. "Es el que dibuja Diogenes". En un papel suelto les hago un dibujo de Diogenes bastante parecido al Mendieta. Tabare sabra perdonarme.
Una señora me acerca un libro mio "Usted me dibujo, en el año 92 - se agacha para decírmelo confidente - un Mendieta y me escribio para Laura". Me mira, como esperando que la reconozca. Siempre dibujo un Mendieta, salvo que me pidan otra cosa.
"Me acuerdo, me acuerdo", miento. La señora se aleja.
Pasa un hombre de edad indefinida. Me alcanza el ultimo libro de Inodoro Pereya. "Lo leo todos los domingos - me informa, no con mucho entusiasmo -.Los compañeros de oficina me dicen Como podes leer esas pelotudeces?. Pero, no se, a mi me gusta", se consuela. Y se va, dejandome reconfortado.
Ahora es una señora. Me adiverte:" Este libro es para mi hija que vive en Canada. Ella es odontóloga, esta casada con un ingeniero canadiense al que le gusta la pesca y tiene un perro que se llama Cristobal". La señora me observa esperando que con esos datos yo pueda inspirarme y concretar una dedicatoria muy particular y a medida. Le dibujo un Mendieta.
Una joven, muy linda, me pregunta, luego de que yo le he firmado el libro:"¿Puedo darle un beso? "Tenes que darme un beso" le ordeno. Me besa la frente como a un venerable sabio y se marcha. Todo ha sido muy fugaz, urgido por la espera del resto de la cola de personas. Es una pena. Podria haber sido el comienzo de una bella amistad.
Llevo casi tres horas de firmas. Pese a la diversión me siento algo cansado.
"¿Mañana vuelve?" me pregunta una señora, demorada.
"Por supuesto que vuelvo", le digo. Y por supuesto que volvere.
Fontanarrosa firmando libros ante la presencia de un buen señor con la camiseta de Newells
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